Fecha del proyecto (1992 aprox.)

Siempre he creído que para obtener la máxima calidad óptica en una fotografía, la cámara utilizada es irrelevante. Los dos únicos elementos directamente relacionados con la calidad obtenida, son la película y el objetivo utilizados. Una cámara más o menos sofisticada, puede ayudarnos en la facilidad de uso, exactitud de sus mecanismos, peso u otras características, pero de ninguna forma nos mejorará la fotografía que podamos obtener con una caja de zapatos perfectamente sellada a la luz, con el mismo objetivo y película de la cámara más avanzada.

Con ese principio en mente, me propuse el proyecto de ampliadora que presento.

En el libro “The Negative” de Ansel Adams, aparecía una ampliadora para negativos de gran formato. La misma en su origen, funcionaba con luz de tungsteno, aunque ya entonces la utilizaba con luz fría. Mi curiosidad y deseos de obtener el máximo detalle en mis fotografías, me llevaron a investigar y probar ese complejo formato de 20×25 cm. Así pués, que ni corto ni perezoso, empecé a construir esta ampliadora.

Fotografiar el mundo con una cámara 20×25 cm. no es tarea fácil. El objetivo, considerado normal es un 300mm. !!! La profundidad de campo con un “teleobjetivo” de ese calibre es inexistente y se debe enfocar con suma precisión. La película es cuatro veces más cara que el formato 10×12 cm. y por tanto, no se acostumbran a cargar tantos chasis de película, ni se tienen tantos recursos para afrontar una situación excepcional y cambiante de luz, en el entorno natural donde yo me movía.

No quiero decir que una cámara de 20×25 cm. no sea un buen instrumento, sinó un instrumento algo más complejo de lo habitual que puede ser útil en temas muy concretos con la óptica adecuada y recursos necesarios.

El motivo de esta entrada, es sólo para demostrar que es posible y animar a todo el que tenga algo interesante que decir (fotografiar) con un instrumento de ese calibre.

En la parte inferior izquierda se observa el tubo por donde penetraba el aire refrigerante. En la parte superior izquierda, por donde se expulsaba dicho aire.

Detalle de la iluminación a tungsteno. La temperatura era tan alta que el compartimento se refrigeraba por aire que entraba por la boca inferior y salía por la superior. Ambas bocas estaban fabricadas con trampillas para atrapar la luz y evitar contaminación lumínica en el cuarto oscuro.

Detalle del portaobjetivos. En la fotografía se observa el objetivo de 300mm. f:5.6 que utilizaba para la toma. Posteriormente lo reemplacé por otro de la misma focal, de segunda mano, que era específico para reproducción reprográfica.

El porta negativos admitía película hasta 30×30 cm. Si se amplía, se observa un listón en el borde de ambos marcos, que hacía de trampilla para que la luz no contaminara el cuarto oscuro.

El desplazamiento de la palanca de enfoque, se realizaba por fricción a través de un caucho semi-duro por el carril central que se observa al fondo de la imagen.

Conclusión

En general, estuve muy contento con la construcción, acabado y funcionamiento del aparato. Lo que me defraudó más, fue la insignificante mejora en detalle que suponía utilizar el formato 20×25 cm. en lugar del de 10×12 cm.

Obtuve ampliaciones a 50x60cm. muy correctas y exentas de grano, pero esa ausencia de grano, en cierta forma daban una apariencia de “menos detalle” o suaves. Las ampliaciones a ese mismo tamaño a partir de negativos 10x12cm., producían un micro grano que proporcionaban la sensación de más acutancia y detalle.

En cierta forma, ese fenómeno es parecido al ocurrido cuando se usa (usaba) película clásica Kodak TriX vs. la moderna Kodak T-Max.  La ausencia total de grano de la T-Max, daba unos resultados en que aparentemente la imágenes “carecían de detalle”.