Gracias a César Lucas, editor de la revista Paisajes, revista insignia de la compañia Renfe con carácter mensual, la cual acompaña a los trenes de largo recorrido, que no sólo aceptó las fotografías para su publicación, sinó que también aceptó el artículo escrito por el autor.
EL CIRCULO DE ORO
En medio del suroeste americano, justo en el borde que separa los estados de Arizona y Utah, y en un radio aproximado de unas 120 millas, se extiende el perímetro popularmente conocido como El Círculo de Oro. Con el nombre geográfico de Meseta del Colorado (Colorado Plateau), esta región de contrastes, muestra su exuberancia en un espectáculo geológico de singular belleza. La erosión provocada por el agua y el viento durante millones de años y que todavía hoy perdura ha labrado un vasto abanico de curiosas formas y colores. En esta área se halla la más alta concentración de parques y monumentos naturales de Estados Unidos. Canyonlands National Park, Bryce Canyon National Park, Arches National Park, Zion National Park, Capitol Reef National Park, Glen Canyon National Recreation Area, Coral Pink Sand Dunes State Park, Monument Valley o Vermilion Cliffs son algunas maravillas naturales que aguardan al viajero con ansias de descubrir.
El noreste de Arizona esta ocupado por la reserva india más grande de los Estados Unidos de América (25.000 km2), la de los Navajo. Una característica importante que diferencia esta particular reserva de las del resto del país es la pobreza y austeridad que se palpa en el ambiente. Este bello paisaje, propio de un western de John Ford, no nos recuerda para nada que estemos en tierras de la primera potencia económica del mundo. Las viviendas, tal y como las conocemos en nuestro país, son inexistentes. Se limitan a cuatro paredes rectangulares, como si de cajas de zapatos se tratasen. El alcohol es tabú y las armas de fuego están prohibidas en todo el territorio. Los servicios para el viajero, como las gasolineras, restaurantes o moteles, son muy básicos y están muy espaciados; así que la primera recomendación sería viajar siempre con el depósito lleno y con algunos alimentos. A pesar de esto, los servicios han mejorado notablemente en la última década. Por ejemplo en Gouldings, estado de Utah, han construido una High School con su correspondiente polideportivo, donde formar a la juventud Navajo en su propia lengua y cultura, al mismo tiempo que realizar algún touch down de vez en cuando.
Durante los recorridos en coche, resulta muy interesante sintonizar alguna emisora de radio Navajo. Además de poder escuchar su propia lengua, en la que se hace la totalidad de la programación, podremos deleitarnos escuchando sus cantos tribales a cappela en combinación con alguna pieza al más puro estilo country.
Page, en Arizona, está situado justo fuera de la reserva. Por tanto, puede ser considerada una pequeña ciudad “normal”, en la que se dispone de todos los servicios que el viajero puede esperar. Hay varios moteles donde hospedarse y dispone de un gran supermercado donde abundan los alimentos y la verdura fresca, bastante inusual por estas latitudes. También existe un camping que tiene piscina climatizada y jacuzzi y donde admiten desde la tienda más pequeña (por unos 15 dólares diarios) hasta vehículos de 10 metros de longitud. Saliendo de Page en dirección sureste, en la autopista 98 y antes de llegar a la Central Eléctrica Navajo encontramos el Antelope Wash. Este es un torrente de recorrido largo y sinuoso por donde corren las aguas cuando se produce alguna de las escasas pero cuantiosas precipitaciones anuales. A lo largo de este torrente hay diversos puntos, donde unas grutas rojizas de dunas petrificadas, (Lower, Middle y Upper Antelope Canyon), juegan armoniosamente con la luz. Adentrarse en ese mundo, casi irreal, es todo un espectáculo.
A pesar de la distancia de tres millas que separan el Middle Antelope Canyon de la carretera principal (US 98), éste es el de más fácil acceso y es lo bastante ancho y llano para recorrerlo cómodamente. Agencias comerciales de la ciudad acostumbran a realizar visitas guiadas, pero es mucho más económico acercarnos hasta la verja de la carretera con el vehículo propio y una vez allí hacer uso del servicio de taxi 4×4 que los propios Navajo ofrecen por unos diez dólares.
El Lower Antelope Canyon está muy cerca de la carretera principal, a apenas un kilómetro en dirección norte hacia el lago Powell y el acceso a sus inmediaciones con vehículo particular no reviste ninguna dificultad. El interior de este cañón es mucho más angosto y tortuoso que el anterior. Hay lugares donde la base del mismo no supera los 20 centímetros. Al contrario del Middle, que es plano, este cañón tiene al menos tres fuertes desniveles. Hace unos años, cuando eran muy pocas las personas conocedoras del lugar, la única forma de llegar a su lecho era haciendo rappel, pero ahora los nativos ofrecen un servicio de escaleras para facilitar su acceso, que montan y desmontan a diario. Ambos cañones están situados dentro de la reserva, por lo que necesitaremos un permiso de la autoridad Navajo (cinco dólares) antes de adentrarnos en ellos. Es recomendable llevar agua y alimentos para unas cuatro horas, ir bien calzado y disponer de una linterna para inspeccionar la orilla de la base del cañón, que puede estar muy oscura. Es normal encontrarse con alguna pequeña y adormecida serpiente cascabel, pero, este tipo de cañones esconde peligros mayores, como el accidente ocurrido en 1997, en el que cinco personas -incluido un experimentado guía-, perdieron la vida por la crecida repentina de una riada.
El paisaje que la Meseta del Colorado nos descubre es el lugar perfecto para conversar con los sentidos; un espacio para compartir con la naturaleza, un diálogo de meditación en torno al equilibrio entre el hombre y su habitat.